A los rovers los anima el espíritu de servicio, libremente
responsable y fraternalmente positivo: libremente escogen la ruta como su
camino, asentando esa libertad en la responsabilidad de aceptar las reglas del
gran juego que les propone la vida scout.
Porque ven la vida con alegría, como un gran juego, no con
la irresponsabilidad de la inmadurez, sino con infancia espiritual, iluminados
por la sinceridad en el sentir, la abnegación del obrar y la pureza de amar a
Dios en la persona del prójimo a quien sirven.
Fraternalmente se unen a otros Rovers para amar a sus
hermanos scouts y buscar la amistad de sus semejantes, transmitiendo el sentido
positivo de la vida.
El Roverismo, bebiendo en esta fuente de caridad, propugna
una acción decidida, basada en una educación positiva que los deja crear,
proponer, practicar y aun fallar en pro de su crecimiento; educación que apela
más al estímulo por la buena acción realizada que a la dura crítica por el
error cometido, entendiendo que se equivoca quien no sabe y que quien tiene el
conocimiento debe mejorar, aun equivocándose también en la buena intención de
su proceder.
Por ello el lema del Clan es:
"Servir"
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